“Muerte”
Milenaria costumbre
De miedos y misterios,
Te asocian con sombras
Y con extinción de imperios.
Tan solo el imaginarte…
Nos estatiza por completo,
Más no vemos si es por miedo…
O por la duda de lo incierto.
Seis letras que generan
Un profundo eco en nuestra mente:
“MUERTE”…
Desde el día que nacemos
Te tenemos presente.
A cada minuto que vivimos
Corresponde el que morimos,
Pero hemos de cavilar:
Que morimos pero no nos extinguimos.
Es un desgaste temporal
Surgido en una dimensión,
Una dimensión material que revela
A nuestra alma una perpetuación.
Manteniendo nuestro ser…
En la espiral de la vida;
La muerte no te disuelve…
Eres tú el que se olvida”
El que se sabe eterno…
Puede conjuntar su trinidad,
Mente, Espíritu y Alma, tres potencias,
Unificadas, conducen a esa eternidad.
Tal vez desconocemos en número
Las dimensiones restantes
Que llevan a dicho hecho;
Pero que quede claro:
La muerte no hace nuestro andar estrecho.
Ésta polémica amiga
Es un canal de transmutación,
Y como nosotros somos energía…
Nos representa un escalón;
Un ascenso en la vida, acercándonos…
A la infinita elipse de la creación,
Al surgimiento de nuevas vidas…
A la fuente eterna del “corazón”.
Esa fuente de energía eterna,
Que posee parte de nuestra esencia,
Que sabe que el amor es:
“El verdadero maestro de la trascendencia”.
Por eso repito…
La muerte no es ningún final,
A los aprendices del “eterno maestro”…
Los acerca a lo celestial.
No tengamos miedo…
Porque el miedo aleja al amor,
Y aunque seamos eternos...
El amor es la llave que abre
Las puertas al eterno resplandor.
Seamos libres y sin temores…
Fundámonos profundamente,
Vivamos en todos los momentos,
Somos la chispa divina, que por siempre…
Conquistará todos los espacios y tiempos.